Contiene
una proporción equilibrada de minerales y vitaminas, aunque en
pequeñas cantidades.
Destacan
sobre todo dos componentes que explican su acción laxante sobre
el intestino:
- Fibra
vegetal: De tipo soluble, contiene pectina.
Las ciruelas secas contienen una mayor cantidad, hasta el 7%. Las frescas
un 1,5%. La pectina absorbe agua en el intestino, aumentando el volumen de
heces y favoreciendo la evacuación. Absorbe colesterol y sales
biliares.
- Dihidroxifenilisatina: Estimula de manera suave los movimientos peristálticos
intestinales, facilitando el tránsito de las heces.
Además
de laxantes, las ciruelas son depurativas, diuréticas y
hacen descender el nivel de grasa en sangre.
Aplicaciones
curativas: estreñimiento, exceso
de colesterol, afecciones crónicas (arteriosclerosis, ácido úrico,
gota, reumatismos, artrosis, hepatitis crónica, cirrosis…). Prevención de cáncer
de colon.
Para
aumentar su efecto laxante,
se pueden poner las ciruelas pasas a remojo por la noche. Se toman por la
mañana en el desayuno, bebiendo después el agua donde se encontraban.
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